Mientras estás estudiando una carrera lo más normal es que, en algún momento de tu carrera, casi siempre al tercer y quinto año de carrera, se te plantee la posibilidad de escoger prácticas en las empresas cumpliendo en una empresa con unas determinadas horas al día para conocer de primera mano lo que es trabajar y utilizar los conocimientos que se adquieren en la carrera en la vida real.
Cuando vas a las reuniones de prácticas con otros compañeros, se te explica lo que vas a vivir en las prácticas, los objetivos que se cumplirán y que te harán conocer lo que es trabajar diariamente (por norma es trabajar y estudiar al mismo tiempo porque, o bien tienes que trabajar por la mañana y estudiar por la tarde, o al revés).
Sea como sea los objetivos que te suelen dar son los siguientes:
Aplicar los conocimientos de la carrera en el trabajo. Esto depende mucho de qué empresa te toque. Por ejemplo, si haces las prácticas en un sindicato, si, tratarás una parte de tu carrera (por ejemplo Trabajo Social, Psicología, Relaciones laborales (Ciencias del Trabajo)) pero no todas. En un INEM (Instituto nacional de Empleo) si podrías tener más apertura en los conocimientos pero aún así depende mucho de cómo te enseñen a trabajar pues allí te vuelves la persona para todos, a quien mandarle hacer mientras otros descansan.
Ver cómo se trabaja con otras personas. Se refieren con esto a ser capaces de trabajar en grupo y en equipo. ¿Qué pasa con esto? Que no se suele cumplir. Eres el de prácticas, la persona a quien nadie tiene que pedir su opinión (aún cuando la tenga o sean ideas innovadoras). De hecho, muchas veces esas ideas, que las comentas con compañeros, son apropiadas por ellos y aplicadas llevándose el logro uno mismo.
Por supuesto, todo esto depende de la empresa que te toque, no diremos que todas sean malas pero la gran mayoría hace acopio de «personas de prácticas» para sacar adelante el trabajo sabiendo que así no tiene que contratar a nadie y que esas personas, al no poder quejarse, van a trabajar más que ellos.