Cuando nos aprestamos a llevar adelante una entrevista de trabajo, tenemos que tener en cuenta que se nos pueden preguntar algunas cuestiones que tal vez nos descoloquen, y aunque hayamos estudiado qué responder en cada caso, aún así es posible que nos encontramos con situaciones en las que es mejor, de verdad, saber qué es lo que no debemos decir.
De esta forma, es muy probable que en algún momento te pregunten por qué has estudiado la carrera que elegiste. La respuesta en cualquier caso debe ser coherente, y nunca manifestar debilidades concretas, como que no tenías inteligencia para alguna otra, o indirectas, como que en realidad la carrera la eligió tu novio o novia, o tus padres.
Posteriormente, es común que te pregunten algo así como “qué es lo que más y lo que menos le gusta de su profesión”. Aquí tienes que hacer las críticas lógicas, como que por los tiempos que requiere el trabajo no puedes pasar más tiempo con tus hijos y demás. Nunca pero nunca tienes que deslizar críticas a tus jefes o trabajos anteriores, ya que por traslación podrás tenerlas cuando te marches de ahí mismo.
Otra consulta común tiene que ver con cuáles son tus cualidades y/o defectos. El problema aquí es que muchas personas, justamente, tienen inconvenientes a la hora de mencionar tus puntos débiles. Lo mejor que puedes hacer es manifestar ciertas áreas que no comprometan el trabajo, y en las que estés trabajando para mejorar, nunca aquellas que puedan resultar relevantes para tomar el puesto.
Luego, normalmente quienes realizan las entrevistas para dar con los candidatos ideales suelen preguntar acerca del conocimiento previo que uno puede tener acerca de la empresa. Por eso, en este caso la recomendación es que te tomes el tiempo necesario para interiorizarte acerca de su situación de forma previa, lo que te ahorrará más de un disgusto.