Aunque considero que estamos ante un panorama económico de reajuste, tras años de crecimiento inflado en sectores especulativos que han dejado enormes beneficios en los bolsillos de los cuatro listos de turno que no pagarán los costes dicho sea de paso, y que la temida recesión aún queda lejos de las peores expectativas también creo que se avecinan momentos difíciles en los que conviene agudizar los sentidos. Como decía (más o menos) el personaje de John Malkovich en El Imperio del Sol: «lo complicado no es sobrevivir a una guerra sino a los momentos en que empieza o acaba una».
Tengamos presente que la mejor actitud y la más recomendable proviene de sacar lo bueno aún de lo malo y que quizá una época de inestabilidad y crisis nos devuelve virtudes olvidadas. Tampoco estoy de acuerdo con el míster del Real Madrid, una derrota nunca viene bien pero se aprende mucho más de ellas que de las victorias.
Probablemente nos habíamos instalado en el optimismo perenne por lo que las malas noticias ahora nos sientan peor y nos damos cuenta que hemos disfrutado demasiado olvidando otras buenas cosas que también producen satisfacción. Ciertamente el dinero está para sacarle partido y a ello nos han empujado, con consentimiento, sin considerar quizá imprudentemente que todo tiene un coste y que al tomar una decisión descartamos otras.
Toca redescubrir la austeridad, el autocontrol y el ahorro. Y encima por obligación.