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Lo que hay que comer

La especulación económica ha llegado a la mesa, sumada a las bajas en producción y las demandas de las economías emergentes. El precio de los alimentos se ha incrementado a niveles inusitados y alarmantes: comer espagueti o usar aceite de girasol ya son lujos que no todos pueden darse. La compra del super es una sangría estresante en este clima

Los dioses también sufren la crisis

El alza en el precio de los alimentos no perdona ninguna jerarquía, humana o divina, y ya hace sentir sus efectos en la India. La leche y las frutas, otrora sencillas ofrendas paras las divinidades orientales, escasean en los templos. También Hanuman sufre los efectos de la inflación. «Hoy en día el hombre común es torturado por los precios» afirma

Arroz, ¿acabará subiendo?

De hecho ya ha subido en un 13% en un año pero cabe mirar si se van a producir alzas más «espectaculares». En este rally alcista de cualquier producto alimenticio, la última batalla proviene del campo del arroz y aunque se sostiene que España es excendentaria en la producción tampoco hay que descartar que dadas las circunstancias mundiales también en

Wal Mart raciona el arroz en EEUU

Quien vivió los ochenta disfrutó o padeció Live Aid, aquel concierto promovido por Bob Geldof para paliar el hambre en África. Entre los recuerdos que tengo del evento, está el de una entrevistas en la que Carl «cosmos» Sagan mostraba lo que hace falta para mantener a una persona viva: un puñado de arroz al día. Parece que la economía

El precio de los alimentos: ¿consecuencia o abuso solapado?

Hace semanas que se viene hablando del aumento en la rentabilidad de las materias primas y un cambio en el escenario de la economía mundial a partir de la emergencia de las economías basadas en la exportación de alimentos. Anuncios que han venido acompañados de un aumento, a todas luces desmedido, en el precio de la alimentación. ¿Una consecuencia macroeconómica

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