Llega la Navidad, época propicia para la compra de lotería e intercambio de participaciones, pero antes de eso parece que se va a colar en una ley de acompañamiento (que debería ser meramente técnica) la posibilidad de privatizar el negocio de apuestas y loterias hasta ahora gestionado por el Estado. Y me pregunto simplemente por qué si es un sistema eficiente que recauda nada menos que 2.300 millones de euros para todos nosostros cada año. Si se privatiza es porque se quiere hacer un regalo y no por otras cuestiones.
Y junto a ello también la posibilidad de que los premios pasen de exentos a gravados, lo cual no me parece mal una vez fijado cierto umbral que evite la fuga de jugadores, no porque esté a favor del juego sino para que la medida sea lo más neutral posible (obsesiones de economista).
Uno esperaría semejante cosa de un gobierno más bien de derechas y liberal pero no de uno autodenominado progresista y defensor de la cosa pública. Esto no implica que no pueda liberalizarse la venta de boletos aunque ya se han dado pasos importantes en este sentido, no lo olvidemos.
Lo que me llama también la atención es que haya blogueros que se alegren de esta privatización por que sí. O quizá sea simplemente que no ven más allá de sus narices.
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