Así como las compañías aseguradoras tienen trucos para intentar pagar menos de lo que en verdad les corresponde, está claro que también los usuarios tenemos algunas artimañas a disposición para no gastar tanto en el seguro, en este caso, del coche. Ahora bien, por momentos llega un punto en que lo que creemos que es una ventaja se puede transformar en un trastorno, y es por eso que decidimos analizar este caso tan común.
El caso vamos a ejemplificarlo de una forma bastante sencilla. Una persona adulta tiene un coche asegurado y él y su esposa figuran como los conductores asiduos del mismo. Ahora bien, su hijo tiene ya edad de manejar, saca el carne, y deberíamos ponerle como conducto asiduo, aunque en ese caso el costo de la póliza subiría demasiado, y por eso preferimos ponerle como ocasional.
Las ventajas en este caso es que muchas firmas dejan pasar el truco, aunque lo conocen, porque se aseguran no perder al padre como cliente, y ganarse al hijo para el futuro, y mientras tanto obtienen algún dinero extra. Por otro lado, para nosotros la buena noticia es que el precio a pagar es menor que si se hace el seguro como se debiera de hacer.
En cualquiera de los casos mencionados anteriormente, existe también una verdad que no podemos dejar de tener en cuenta, y es qué sucede si se descubre esta situación. Pues bien, en principio debemos decir que si eres el joven, mientras usted no esté como conductor declarado en la póliza, no adquirirá bonificación, pero como verás, es lo de menos.
Por otro lado, si eres el asegurado y te has casado por segunda vez, debes saber que las pólizas suelen cubrir a los hijos, pero no a los hijos políticos. Además, si tienes un accidente como menor, piensa que el mismo se le endosa a tu padre con lo cual se verá perjudicado en su historial de siniestralidad.