Sólo con «dinero de plástico» o eso es lo que se viene augurando por parte de algunas consultoras. La razón está clara y es que tener el dinero en efectivo supone costes aunque parezca extraño a primera vista.
No sólo hay un coste de oportunidad subyacente ya que por ese efectivo en nuestras manos podríamos conseguir ingresos pasivos mientras permanezca en nuestras cuentas, si son remuneradas claro. Además, creo que casi nadie planea ya cuánto necesita para todo el mes y realiza, por tanto, una sola salida al banco para obtener fondos sino que gracias a los cajeros, por ejemplo, vamos ajustando el dinero en efectivo de acuerdo a nuestras necesidades. Y cada vez que acudimos a estos aparatos o a la cola de la oficina bancaria estamos disponiendo de un tiempo que también tiene un valor.
Deberá haber, no obstante, cierto cambio en la mentalidad, más confianza en las medidas de seguridad así como facilidad y flexibilidad de uso. Sin embargo, creo que será inevitable y positivo aunque, cuidado, los bienes y servicios seguirán valiendo lo que valen.