Lo que parece una buena noticia, que en la declaración de la renta se pueda ver quién recauda y las fluctuaciones tributarias, puede convertirse simplemente en un lío inmenso que diría Rajoy. Tan sólo hace falta que ocurra en España y puede pasar si damos crédito a lo publicado en Expansión.
Estoy, por supuesto, a favor de la transparencia y dentro de ella que se sepa lo que es responsabilidad de cada cual. Por ejemplo, no poca responsabilidad de la crisis se debe achacar a la política de suelo de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos debido a la necesidad de financiación. Tampoco se conocen en profundidad las tareas que en materias de empleo y políticas activas tienen asignadas las entidades territoriales.
Pero una cosa es el buen propósito y otra cómo se articula. Parece que la Agencia Tributaria ha pensado que la mejor manera de que cada palo aguante su vela sea a través del propio impreso de la Declaración de la Renta sin que al administrado le suponga una mayor carga administrativa. Y que esto abra la puerta a la competencia fiscal entre territorios como si no tuvieramos ya en suelo patrio dos «paraísos fiscales» en forma de concierto navarro y vasco.
Habrá más barullos pero no tengo claro si se debe a los gobernantes o sólo es el tiempo que nos ha tocado vivir.
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