El problema principal para invertir en el gigante ruso, pese a las enormes oportunidades que atesora porque hay terrreno para ello y carencias que solventar mediante la implantación de diferentes negocios, provenía de la inseguridad que se vivía, con altos niveles de la peor delincuencia ya que estaba en manos de grupos mafiosos de tremenda peligrosidad. Ríete tú del Chicago de los años 30.
Pero también las mafias y los grupos del crimen organizado tienen un cliclo de vida, primero son virulentos hacia los demás, después entre ellos para encontrar el liderazgo y, por último, acaban deseando la paz para disfrutar de lo obtenido. Si, además, las autoridades se toman en serio el asunto entonces tarde o temprano las condiciones sociales mejoran y posibilitan la llegada de inversores.
Así está pasando con un incremento de las inversiones extranjeras del 160% en el primer semestre del año. Ahora bien, tampoco todo el panorama está despejado porque las dudas respecto a la seguridad jurídica y la pendiente apertura democrática siguen en el alero. Y no están las cosas como para agarrarse a un clavo ardiendo.
