Un repunte en el precio del crudo estadounidense, una caída del 1,34 por ciento del Ibex, los anuncios paralelos de una baja en las estimaciones de crecimiento a ambos lados del charco… Los signos negativos son claros, y el inversionista que no los atienda estará en serios problemas.
Los analistas recomiendan cautela o negocios rápidos y moderados. La tendencia alcista que de cuando en cuando dará sorpresas, difícilmente se mantendrá al largo plazo: El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, revisará sus previsiones de crecimiento para la economía estadounidense a la baja, y Bruselas ya ha anunciado la misma estimación para la economía europea (2,2% para la Eurozona, 2,4% para el conjunto de la UE, y 3,1% para España). De hecho, el Comisario Económico, Joaquín Almunia ha anunciado que es previsible una caída de varias céntimas en estos resultados. El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica una taza de crecimiento muy similar para Estados Unidos y Europa: entre el 1,6 y el 1,5%.
¿Cuál es la actitud que el inversor debe tomar en estos tiempos? Una cautela entre la paciencia y la información. ¿Vender o comprar? Ni lo uno ni lo otro. Los grandes inversionistas, a lo largo del tiempo, han demostrado que esperar a que los mercados cojan confianza es la estrategia más viable en tiempo de crisis:
“Entre más tiempo se mantiene una inversión, menores son las posibilidades de perder dinero”
Una espera que no debe ser necesariamente ociosa: hay que reservar la liquidez a los negocios rápidos, cuyas ganancias no sufrirán los vaivenes bursátiles.
A aguantar el tipo, en más de un sentido.