Aunque el fallecimiento de un ser cercano es de por sí una noticia lo suficientemente devastadora como para que no pensemos en nada más, lo cierto es que si esa persona se tomó la molestia de contratar un seguro de vida y pagarlo mes a mes, es porque pretendía dejar una especie de resguardo a su familia, así que siempre se debe intentar averiguar si el desaparecido físicamente no poseía una póliza de este tipo.
Lo primero que debes tener en cuenta en este sentido, es que por posibles represalias legales,las compañías de seguros no quieren dejar de pagar ninguna indemnización por no poder conocer el fallecimiento de una persona, así que te ayudarán si vas a consultarles, y no te van a mentir, desde luego. De todos modos, conviene siempre tener algunos planes alternativos para evitar inconvenientes.
En concreto, lo primero que deberías hacer es buscar el “Modelo 790”, que puedes conseguir en la página Web del Ministerio de Justicia o en alguna de sus Gerencias Territoriales. Una vez que lo cumplimentes y pagues su tasa correspondiente será un documento de gran utilidad. Posteriormente deberías, además, apersonarte en el Registro General de Actos de Última voluntad con el certificado literal de defunción, en los 15 días siguientes al deceso.
Luego, deberás acudir también a la entidad aseguradora correspondiente, para conocer si eres beneficiario de ese seguro y, en ese caso, recibir la indemnización. Normalmente, todos estos trámites se llevarán a cabo, además, mediante el procedimiento del Registro General de Actos de Última Voluntad de la Dirección General de los Registros y del Notariado, así que manéjate con ellos.
Lamentablemente, y aunque se trate de un procedimiento que no es demasiado agradable para nadie, la verdad es que tenemos que ser cuidadosos en este tipo de caso e intentar actuar lo antes posible, dado que ningún sentido tiene dejar el dinero en manos de la compañía de seguros.
